sábado, 11 de enero de 2014

Una semana intensa

Ésta ha sido una semana intensa, con sorpresas. Hace unos días se pusieron en contacto conmigo desde la web Todo literatura para comunicarme que habían publicado su lista de los 12 mejores libros del 2013, según su opinión. Y Alehop estaba entre ellos. Concretamente en el puesto número 8. Una grata sorpresa, una gran noticia. A partir de aquí se pusieron en contacto conmigo varios medios de comunicación de la isla para saber mi opinión y felicitarme. Y a todos les he dicho lo mismo: nada de todo esto hubiera sido posible sin los lectores, que son los que han dado alas al libro para que siga volando. Cuando las posibilidades de marketing de la editorial son pocas, la voz y la opinión de los lectores se alza como el soporte fundamental para seguir navegando. A todos ellos, gracias de nuevo.




sábado, 21 de diciembre de 2013

La solidaridad no degenera

Hace unos meses me hicieron un encargo muy especial. Me preguntaron si estaría dispuesto a escribir un relato para un libro benéfico que cada año organiza la televisión de Cataluña. En este caso, se trataba de recaudar fondos para enfermedades neurodegenerativas como la mía. Me asustó un poco el reto, no sabía si podría estar a la altura, por lo que enseguida solicité poder ver los libros de anteriores ediciones para buscar el modo de enfocarlo. Empecé a trabajar con muchos meses de antelación, siempre teniendo claro que no tenía ninguna garantía de que al final fueran a seleccionar mi relato. Al final, les gustó mucho lo que escribí y me lo seleccionaron. El título de mi relato es "Els altres", (los otros) y es una mezcla de vivencias personales y ficción. Ha sido para mí un orgullo poder compartir libro con autores como Stephen Hawking o Marti i Pol. Pienso que es el estado quien debería de asumir su responsabilidad en dotar de fondos suficientes para la investigación de estas enfermedades, para cualquier enfermo tener que participar en estos actos es bastante agotador, pero tampoco podemos estar cruzados de brazos. Todas estas iniciativas suman. En fin, esperemos que mi granito de arena pueda servir para algo. El libro sólo está disponible en catalán, pero copio el enlace donde poder conseguirlo por si hay alguien que pueda estar interesado.

http://www.tv3.cat/marato/llibre





miércoles, 23 de octubre de 2013

Lugares donde se inspiran los artistas

Siempre me ha llamado la atención los lugares en los que los escritores o artistas trabajan. El nido, su fortaleza en la que pasan tantas horas luchando con la inspiración.

Para escribir, la mayoría de los escritores necesitan silencio, y en muchos casos llevar a cabo una serie de rituales o manías. Recuerdo unas palabras del fallecido y admirado José Luis Sampedro, el cual escribía sentado en una butaca vieja, llevando sobre sus rodillas una simple tabla de madera. Creo recordar que dijo que no tenía ni televisión.

El célebre escritor de novelas de terror, Stephen King, escribió una de sus primeras novelas en una caravana. También cuentan que concibió una de sus obras más famosas, "El resplandor", en la habitación de un hotel, donde la leyenda cuenta que pasan cosas extrañas. De hecho, se suelen organizar "tours fantasmas" por el hotel y la habitación donde se alojó el escritor.

Por último, os dejo el enlace a este blog que contiene unas fotografías muy interesantes, donde se reflejan los lugares tan dispares en los que artistas, escritores, pintores... se inspiran y cultivan su creatividad.


sábado, 12 de octubre de 2013

Como una novela

Saludos a todos,

El otro día me pidieron una reseña literaria para un blog sobre educación. Me acordé de un libro que había leído recientemente, y que creo que puede encajar muy bien con el contenido de dicho blog. Se trata de la novela "Como una novela", de Daniel Pennac. Me pareció un libro muy interesante.

Os dejo mi reseña:

Confieso que soy una de aquellas personas cuya pasión por la lectura se ha desarrollado a pesar de esos libros infumables que nos obligaban a leer en el Instituto. Sobreviví a esos tochos aburridos, plomizos, todo lo ilustres que ustedes quieran, pero que mataban aquello que precisamente pretendían alentar. Mi afición a la lectura se gestó, pues, en la clandestinidad.
Recientemente he leído un libro que trata de este tema, y que me ha parecido muy interesante. Su título: Como una novela, su autor Daniel Pennac. Es un pequeño ensayo sembrado de frases ingeniosas y de fácil lectura.
El autor comienza diciendo que, a priori, son muchos los enemigos que tiene la lectura; con frecuencia se alude a la competencia de la televisión, los teléfonos móviles, los videojuegos, Internet… que nos distraen y nos quitan tiempo para ello. Cierto que son tentaciones, que muchas veces usamos como excusas:
“¿Se ha visto alguna vez, sin embargo, que un enamorado no encontrara tiempo para amar? Yo jamás he tenido tiempo para leer, pero nada, jamás, ha podido impedirme que acabara una novela que amaba”, explica el autor.
Aquí desvela una de las primeras claves para enfrentarse a estos rivales: el amor por la lectura. ¿Y cómo fomentar este amor por la lectura? Pues buscando el placer. Para competir con otros placeres como la televisión e internet, el placer de leer:
“Señoritas, no es bajo la forma de vocabulario y sintaxis como la Literatura comienza a seducirnos. Acuérdense simplemente de cómo las Letras se introducen en nuestra vida. En la edad más tierna, apenas han cesado de cantarnos la canción que hace sonreír y dormirse al recién nacido, se abre la era de los cuentos. El niño los bebe como bebía su leche. Exige la continuación y la repetición de las maravillas; es un público despiadado y excelente. Dios sabe cuántas horas he perdido alimentando con magos, monstruos, piratas y hadas a unos pequeños que gritaban: ¡Más! a su padre agotado”, expone. Y pone la guinda cuando dice:
“Un niño no siente gran curiosidad por perfeccionar un instrumento con el que se le atormenta; pero conseguid que ese instrumento sirva a su placer y no tardará en aplicarse a él a vuestro pesar”.
Así pues propone recuperar ese placer que sentíamos cuando nos leían cuentos en la cama:
“Jamás le haremos entender a un muchacho que, por la noche, está metido de lleno en una historia cautivadora, jamás le haremos entender mediante una demostración limitada a sí mismo, que debe interrumpir su lectura e ir a acostarse”, escribió Kafka en su diario. Su padre hubiera preferido que pasara todas las noches de su vida haciendo números.
El temor a no entender coarta la expresión de esta pasión. “Una vez vencido el temor de no entender, las nociones de esfuerzo y de placer actúan poderosamente la una en favor de la otra, porque, en este caso, mi esfuerzo me asegura el incremento de mi placer, y el placer de comprender me sume hasta la ebriedad en la ardiente soledad del esfuerzo”, expone.
Concluye el autor que es muy complicado inculcar el placer y el amor por la lectura en la escuela, tal como está organizada ahora mismo:
“Los libros no han sido escritos para que mi hijo, mi hija, la juventud, los comente, sino para que, si el corazón se lo dice, los lean. Nuestro saber, nuestra escolaridad, nuestra carrera, nuestra vida social son una cosa. Nuestra intimidad de lector y nuestra cultura otra. Hay que fabricar bachilleres, licenciados, catedráticos, la sociedad lo pide, y es algo que no se discute…, pero es mucho más esencial abrir todas las páginas de todos los libros”.

Si queréis visitar este fantástico blog sobre educación:





sábado, 5 de octubre de 2013

La fuerza de los libros

¿Os habéis sentido alguna vez así al leer un libro? ¡Cuántas emociones nos despierta!... Me ha encantado este montaje.


martes, 2 de julio de 2013

Hay que morir inspirando amor (si se puede)

La lectura del libro "Diario de invierno", de Paul Auster, da para mucho. He encontrado en él reflexiones muy interesantes. Entre otras cosas, el autor cuenta que estamos rodeados continuamente por muchas amenazas potenciales, de las que muchas veces no somos conscientes, y que a nuestro alrededor se producen una gran cantidad de muertes y accidentes absurdos como atragantarse, morir por una bala perdida, electrocutarse por aparatos eléctricos que caen en la bañera... Auster concluye, sabiamente, que todo aquel que ha conseguido llegar a una edad avanzada ha sido porque ha conseguido eludir estos peligros latentes.

Hablando de la muerte, una de las citas a las que alude al autor es del ensayista francés Joubert: el fin de la vida es amargo. Cuenta Auster que menos de un año después de que este filósofo escribiera esas palabras, anotó la siguiente formulación sobre el fin de la vida: hay que morir inspirando amor (si se puede).  Auster, impresionado por esta cita, hace la siguiente reflexión: 

"Te conmueve esa frase, sobre todo las palabras entre paréntesis, que a tu modo de ver muestran una gran sensibilidad de espíritu, adquirida con gran esfuerzo, sobre lo difícil que resulta inspirar amor, en particular para alguien que está en la vejez, que se está sumiendo en la decrepitud y se encuentra al cuidado de otros.  Si se puede. Probablemente no exista mayor logro humano que merecer amor al final. Manchando el lecho de muerte con babas y orines. Todos vamos a pasar por ahí, te dices a ti mismo, y la cuestión es hasta qué punto puede seguir siendo humana una persona mientras se encuentra en un estado de impotencia y degradación. No puedes pronosticar lo que ocurrirá cuando llegue el día en que te metas en la cama por última vez, pero si no desapareces súbitamente como tu padre y tu madre, quieres morir inspirando amor.  Si puedes.




domingo, 16 de junio de 2013

Paul Auster y la ELA


Acabo de leer "Diario de invierno", de Paul Auster. En ese libro el autor reflexiona sobre su vida, el paso del tiempo, lo expuesto que estamos todos al azar; habla también del amor y del dolor.

Una de las primeras frases que me han llamado la atención es la siguiente, referida a un poema de George Oppen: "Algunos de los sitios más hermosos del mundo están en el cuerpo de tu mujer".

Aunque todo el libro me ha parecido interesante, en la parte final me he encontrado con una sorpresa impactante. El autor cuenta lo conmocionado que quedó cuando a su abuela le diagnosticaron ELA, una enfermedad muy parecida a la mía (la ELA afecta principalmente a adultos mientras que los afectados de atrofia muscular espinal son en su mayoría niños). Una de las personas afectadas por esta enfermedad es el científico Stephen Hawking. Paul Auster describe sus sensaciones con estas acertadas palabras: 

"...en cuanto la diagnostican, ya no hay esperanza ni remedio, nada frente al enfermo más que una prolongada marcha hacia la desintegración y la muerte. Los huesos se derriten. El esqueleto se vuelve masilla dentro de la piel, y uno por uno los órganos empiezan a fallar". 

"Un día, de buenas a primeras, tuvo dificultad en pronunciar claramente las palabras, arrastraba las sílabas, le salían ligeramente desconectadas. Un par de meses después, de forma alarmante, no guardaban conexión alguna". 

Continúa diciendo:

"A partir de entonces se vio obligada a comunicarse por escrito, llevaba un lapicerito y un bloc adondequiera que iba, aunque de momento parecía funcionarle todo lo demás, podía andar, tomar parte en la vida que la rodeaba, pero a medida que pasaban los meses y se le continuaban atrofiando los músculos de la garganta, tragar le resultaba problemático, comer y beber se convertía en un sufrimiento permanente, y al final el resto de su organismo también la empezó a traicionar".

Especialmente doloroso me resultó leer que la enfermera que contrataron la maltrató. Por suerte, pudieron darse cuenta a tiempo y despidieron a esa desgraciada. El maltrato hacia enfermos o personas con diversidad, desgraciadamente, es muchísimo más común de lo que nos creemos:

"...Moran (menuda y eficiente, un rictus de perpetua y falsa alegría pegado a la cara), que le retenía el lapicero y el bloc, y cuantos más aullidos daba tu abuela para protestar, más tiempo se quedaba ella con el cuaderno ". 

El final de su abuela fue agónico y cruel:

"La poca energía que aún conservaba quedó sumergida por la rabia, una cólera demente que la volvió irreconocible y se manifestaba en continuos aullidos, los alaridos estrangulados, apagados, de una persona imposibilitada, paralizada, luchando por no ahogarse en un charco de su propio esputo". 

Conozco bien la ELA, no sólo por su similitud con mi enfermedad. A lo largo de mi vida me he encontrado con personas que han sufrido esta terrible dolencia. La que me tocó más de cerca fue Biel Martí, quien fue alcalde de un pueblo de la isla, Ferreries. Tuve una relación muy especial con él. Después he conocido, gracias a Internet, a otra gente también fabulosa: Raúl Miranda y su esposa Nuria, Jesús Marchall, Isabel Rojas...

Han pasado más de 17 años desde la muerte de mi amigo Biel y muchísimos más del fallecimiento de la abuela de Paul Auster, y aún no se ha encontrado ningún tratamiento para esta enfermedad. Absolutamente nada. Los afectados, con una esperanza de vida media de seis años desde que reciben el diagnóstico, tienen que ver como se consume su tiempo sin ningún tipo de esperanza. ¿Hasta cuándo será así? ¿Cuántas vidas más tendrá que llevarse esta maldita enfermedad?